VOLVER A LA PARRA, A LA HUERTA, AL VENTILUZ.
Ubicación: San Luis, Argentina.
Año: 2025
Tema / Programa: Concurso Provincial, Vivienda Sostenible. – PRIMER PREMIO –
Organizacion: Colegio Arquitectos de San Luis.
Autores: ESTUDIO BNAA
Colaboradores: Ignacio Dzioba.
VOLVER A LA PARRA, A LA HUERTA, AL VENTILUZ.
Volver a la parra en la casa de mi abuela. Caminar hasta el fondo, reencontrarme con la huerta, los canarios. Volver a sembrar. Ver crecer las plantas. Sentir el tiempo enraizarse en los gestos simples.
¿Hemos perdido esas costumbres? ¿Dónde quedaron los pájaros que solían visitarnos, la despensa del barrio, las visitas esporádicas?
¿Es posible volver a habitar la vivienda, pero desde una mirada contemporánea? ¿Incorporar tecnologías y responder a nuevas demandas sin renunciar a la esencia? En este vivir fugaz, apurado, ¿podemos recuperar el sentido de habitar?
Después de la pandemia, resulta difícil seguir proyectando livings para mirar televisión o viviendas con múltiples habitaciones, cuando las relaciones sociales se han transformado y los modos de vida también. La cantidad de hijos ha disminuido, el teletrabajo irrumpió, y las fronteras entre lo público y lo privado se desdibujaron.
Durante décadas se pensó que una vivienda debía durar al menos 50 años. Pero si seguimos proyectando con esos parámetros, muchas quedarán obsoletas en menos de una generación.
Entonces, ¿cómo actuar sobre las viviendas existentes?
¿Cómo diseñar nuevas formas de habitar?
La vivienda como sistema vivo.
Desde esta mirada, la vivienda no es un hecho aislado, sino parte de un sistema mayor:
Ciudad → Barrio → Parcela → Vivienda → Suelo → Seres vivos y no vivos.
Cada acción sobre el suelo repercute en nosotros. Somos parte del mismo sistema: humanos, plantas, pájaros, hongos, agua, memoria. Toda decisión —artesanal o artificial— transforma el lugar que habitamos.
¿Qué es lo artesanal y qué es lo artificial?
Quizás sea momento de redefinir esos conceptos. En esta sociedad atravesada por la inteligencia artificial, proponemos el binomio ART-esanal / ART-ificial.
- Lo ART-esanal: aquello que puede hacer el usuario. Sembrar una parra, mantener una huerta orgánica, alimentar pajaritos. Acciones directas, simples, sin ayuda externa.
- Lo ART-ificial: lo que requiere precisión, tecnología o saberes técnicos. Fabricar un panel metálico, ensamblar un sistema constructivo.
Ambos coexisten. Y no deben enfrentarse, sino integrarse desde el diseño.
Desde la crítica.
“Los vestidos de Barbie —ojos azules, pelo rubio o negro, piel blanca o morena— cambian para facilitar la identificación. Pero más allá del cuerpo globalizado, la muñeca es, principalmente, el soporte de sus vestidos.”
Xavier González, A+T “Density IV”
Como las envolventes arquitectónicas: visten un cuerpo tipológico idealizado, dan cabida a usos estandarizados.
Hoy vemos viviendas modulares ofrecidas como combos de McDonald’s, en publicidades que invaden nuestras redes sociales.
Sistemas genéricos, globalizados. Y tal vez, los arquitectos tengamos parte de la responsabilidad en seguir difundiendo ese lenguaje, romantizando la modularidad como fin en sí mismo.
La propuesta.
Nuestra propuesta es crítica frente a esa lógica. Plantea una alternativa desde la escala, el lenguaje y los modos de habitar.
- Desjerarquizar: pensar todos los espacios con los mismos criterios, sin jerarquías funcionales.
- Partimos de una parcela de barrio, con una grilla modular ordenadora. A partir de ella desarrollamos módulos estandarizados, adaptables a lotes tradicionales de 10×30 m (especialmente en esquinas), con posibilidad de expansión (hijo nuevo) y contracción (hijo se va) según las necesidades del usuario.
- El lenguaje retoma elementos vernáculos: la huerta, la parra, la claraboya, y el uso del chorrillero como sistema pasivo.
- La vivienda se piensa como una Barbie de múltiples capas, o como una cebolla: envolventes superpuestas, distintas capas de relación.
El borde verde: verdadero protagonista.
Todo sucede en el colchón vegetal que rodea la vivienda:
la huerta, las especies nativas, los aires acondicionados, las tecnologías del siglo XXI y las raíces del pasado.
Plantas de marihuana, pájaros, insectos, sombra, frescura, vida.
Tras ese borde verde se organizan los módulos interiores: unidades genéricas combinadas con otras que funcionan como trampas térmicas, diseñadas según el clima, el uso y la orientación. Claraboyas reversionadas, estrategias pasivas y nuevas formas de vínculo con el entorno.
Una crítica al modelo de expansión urbana.
Esta vivienda no solo interpela el discurso modular.
También critica el modelo de crecimiento urbano de las últimas décadas de San Luis:
barrios sin contenido, viviendas sin alma, lanzadas a la periferia y desconectadas del lenguaje vernáculo.
Reivindicamos una arquitectura que no solo responda al presente, sino que lo cuestione. Que escuche la memoria, que abrace la vida cotidiana, que respire con el entorno.